Padawans, que la Fuerza os acompañe

Filosofía, Física, Matemáticas por aquí y Matemáticas por allí, Técnicas de Expresión, Economía, el monstruo de Historia de España y el coñazo de Proyecto Integrado… Todo el mundo obsesionado con la Selectividad y la media para alcanzar la mítica nota de corte, con los temarios preparados y bastante buena voluntad en general.
Enfrente, un nutrido grupo de personas confusas y anonadadas ante la montaña de información y un equipo docente que va cada cual por su lado. Expectativas recíprocas que rápidamente se ven frustradas: de nuevo profes que te caen como el culo, estudiantes que sufren inexorablemente la comparación con promociones anteriores y salen perdiendo, materias que parecían una cosa y luego son otra, gente que va de listilla y expande leyendas urbanas, gente que intenta pasar desapercibida, examinando detenidamente durante todo el curso cada molécula del tablero sobre el que apoya el libro o los papeles, gente perdida que busca en el profesorado modelos o referencias. Poca participación, poca base, poco hábito de trabajo y menos capacidades básicas de esas que nadie sabe exactamente qué son.
Éste suele ser el retrato de lo que ocurre en los grupos de 2º bachillerato durante los primeros días. A partir de ahí, se establece una dinámica de subgrupos entre la gente fatiga que va a por nota como sea (a veces, demasiado como sea), gente que no se entera ni aunque le hagan un dibujo o le pongan un .gif delante, profes que se cabrean día sí y día también, y sin saber muy bien cómo ha ocurrido, la materia se acumula, empiezan a llegar exámenes ante los que no tenéis ni idea de cómo enfrentarse o cómo resolver.
Afortunadamente, vuestra insultante edad resulta de ayuda porque se establecen relaciones y quienes al principio eran personas extrañas se van mostrando como criaturas adorables que están dispuestas a echar una mano casi siempre, que quien se sienta en primera fila para que se le vea es quien tira del carro aunque sea a empujones, y os vais dando cuenta de todo lo que podéis dar, de que la exigencia a veces es el acicate necesario para poner en marcha un proceso que en la mayoría de los casos es imparable.
Mientras, parte del profesorado se plantea qué se enseña en las aulas, para qué o de qué forma, y se frustra porque no encuentra respuestas satisfactorias, y no es infrecuente que se resigne a que los daños colaterales sean mínimos.
Y en ocasiones, como ha ocurrido este curso, tomáis decisiones y le dais rienda suelta a la creatividad, organizáis actividades que implican a mucha gente, hacéis piña y se rompe el muro entre el profesorado y el alumnado. Hermosas palabras, por cierto. Habéis demostrado ser más capaces que muchas personas adultas a la hora de llevar a cabo proyectos interdisciplinares, que atañen a diferentes niveles educativos, y que todo ello puede hacerse de buen humor. Posiblemente no seáis conscientes ni siquiera ahora que el curso ha terminado y que estaréis reorganizando recuerdos, de la trascendencia de lo realizado.
Mucho más allá de los contenidos, que se han dado, de lo demostrado en los exámenes, que se han hecho a mogollón, de las tareas y ejercicios, habéis desarrollado habilidades que os van a servir siempre, y las vais a mantener en el escenario de un Centro de colores fuertes que este curso cuenta con una puerta azul nueva, aunque todavía haya gente que arrugue la nariz cuando se le dice que es la TARDIS. ¿Quién no querría viajar en el tiempo y en el espacio?. Gracias por ese regalo, por cierto.
Luces y sombras de un tiempo compartido que ahora hay que empaquetar para que sea una carga liviana y no entorpezca los pasos firmes con los que seguir, o empezar, o lo que sea.
Y eso nuevo, a lo que tanto miedo se le puede tener -y no sería disparatado sentir algo así- no es un fundido en negro mientras suena una canción y aparece el «The End». No nos equivoquemos: la vida es injusta, dura y cruel, pero es nuestra vida y hay que apurarla hasta la hez. Quizá no nos hayamos reído suficiente con el «persigue tus sueños» y nuestra coletilla particular de «si no los alcanzas al menos adelgazas», pero es que los lugares comunes a veces nos asfixian y nos impiden mirar más lejos, más arriba, y no proporcionan herramientas útiles para lidiar con el día a día, cada momento de análisis, reflexión, de sentir y de actuar.
Ahora que este curso ya es pasado, el momento en el que agobio y el vértigo de todo lo por venir os invade, cuando en pleno proceso de estudio sufrís ataques de nostalgia y de regresión y no queréis abandonar el Instituto porque durante años ha sido vuestro lugar de referencia y sitio de encuentro, donde os habéis sentido con la suficiente seguridad, es un gran momento para abandonar la zona de confort y apostar muy fuerte por seguir adelante con el compromiso que habéis adquirido, el de ser personas con todas sus consecuencias, conscientes ya de la finitud, con palabros nuevos y bonitos que han expandido vuestra mente (sí, por mucho que os cargue la Filosofía eso es así, cabessa) y con la libertad que da la toma de decisiones, libertad que implica errores y más frustraciones, pero que finalmente es la sal de la vida.
Sois gente inquieta, analítica, creativa, con una capacidad de entusiasmo y organizativa envidiable, capaces de mirar con una complicidad que alumbra el día más sombrío… Cuando yo sea mayor quiero ser como ustedes, definitivamente.
Padawans, que la Fuerza os acompañe.