PROYECTO42 EN EL EXILIO (o en otra singladura)
Este curso pinta raro; Proyecto42 no está en su Centro de origen tal como sería de esperar. Las “Ciencias Sociales de otra manera” y quien las ha venido sustentado desde hace varios años no solo ha emigrado a un nuevo ámbito digital (nos mudamos de nave), sino que físicamente se ha trasladado a realizar otra labor en un ámbito educativo diferente.
Esta nave peculiar de P42 aterrizó a finales de julio de 2018 en el Servicio de Innovación Educativa de la Consejería de Educación, para colaborar en la medida de lo posible a echar a andar un proyecto ilusionante, el #PRODIG. Atraída por las luces de posición de una transformación profunda y ambiciosa en los centros andaluces de educación no universitaria en su sentido más amplio (vaya diversidad que tenemos…), después de algunas dudas se decidió a meterse en harina formando parte de un equipo con ganas, sabiduría y experiencia.
La necesidad del cambio es palpable por todos sitios, pero anda bastante deslavazada;quizá el papel que le toca desempeñar a la Administración Educativa sea el de propiciar las condiciones para que ese cambio necesario, ese #ProcesoImparable se haga realidad con más celeridad de la que tendría a su propio ritmo. Dicho en términos fisiológicos, debería ser la enzima que catalizara la transformación.
Ocurre que la Administración no es una entidad abstracta, ni esas “mentes privilegiadas” metidas en despachos a las que se les ocurren ideas peregrinas para fastidiar al personal, sino que son personas -en este caso muy cercanas al mundo real de los centros educativos-, que llegan a ese edificio rechoncho de Torre Triana a las siete y media de la mañana o antes, se van a las tres y siguen trabajando en casa, gente con nombre y apellidos que va en zapatillas de deporte a poner de su parte todo lo posible para que se produzca la mejora.

En estos pocos meses se ha puesto en marcha ese programa de nombre no demasiado afortunado que ha dado lugar a bastantes derivados más o menos divertidos, y con un subtítulo igualmente confuso: lo de la “transformación digital delos centros educativos” suena a repetir la distribución masiva de equipamiento sin criterio riguroso, cosa que en la actualidad estaría totalmente fuera de lugar, dados los resultados obtenidos con aquel experimento que, si bien parece que redujo la brecha digital, no obtuvo el éxito esperado; puede que fuera un momento inapropiado el que vio los centros inundados de ordenadores, al alumnado con sus ultraportátiles verdes, pero con un profesorado escasamente preparado para afrontar aquello y ponerlo al servicio del aprendizaje.
La realidad hoy es muy otra: el tiempo transcurrido desde la puesta en marcha de Escuela TIC 2.0 ha visto aparecer un número importante de docentes cuya preocupación iba más por los aspectos metodológicos, que se ha ido formando y abriendo caminos en “otras maneras” de entender y desarrollar la enseñanza, que han sabido captar el concepto de aprendizaje competencial en toda la extensión de la palabra y se han arriesgado a cambiar, a explorar, teniendo como único objetivo a su alumnado. Cierto es (¿quién puede dudarlo a estas alturas?) que las tecnologías actuales no solo facilitan estas metodologías, sino que evitarlas es dar la espalda a la realidad que nos rodea, en la que ese mismo alumnado está inmerso y que conforma su día a día, que permiten una mayor proximidad con las familias, mejorar la organización delos centros y difundir al exterior lo mucho y bueno que se hace en los centros educativos andaluces.
Cada vez parece más lejano el concepto del colegio, instituto o cualquier otro centro educativo como una entidad cerrada entre cuatro paredes, ajeno al dinamismo circundante; esos mismos centros que se han abierto a través de las múltiples posibilidades que el mundo hiperconectado en el que vivimos nos brinda y en el que debemos saber vivir, dotándonos en ese aprendizaje compartido de las herramientas que nos permitan ser personas educadas en un pensamiento crítico que aleje la manipulación tan intensa en los últimos tiempos, más libres, más tolerantes y más solidarias.
Y sí, política es el pan que comes y los besos que robas.
PS: Y también, se echa mucho de menos el Instituto, el Aula TIC y sobre todo, a mis padawans.